En los ocho años de existencia que lleva en la red, Facebook ha añadido y eliminado numerosas funcionalidades con el supuesto objetivo de facilitar la comunicación y la interacción entre sus usuarios. Algunas de estas herramientas, como la función de etiquetado de fotos, han ocasionado (y ocasionan todos los días) problemas que hasta el momento Facebook no aborda ya que tan solo interviene cuando el contenido incumple su normativa: las imágenes que son denunciadas por motivos personales solo las puede eliminar quien las publicó.
Facebook quiere ser ahora tu psicólogo y seguir cobrando en la misma especie en la que cobra el resto de sus servicios: tu privacidad. A partir de ahora Facebook descarga toda la responsabilidad de la resolución de los conflictos (p.ej. casos de ciberbullying) en los propios usuarios, eso sí, recomendando qué medidas tomar después de rellenar un cuestionario que pretende medir cómo te hace sentir la foto o el contenido ofensivo.
Esta funcionalidad está solo disponible para aquellos menores que tengan 13 o 14 años y trata de determinar la gravedad de la ofensa solicitando al usuario que responda a una serie de preguntas que llegan a preguntar literalmente cómo le hace sentir la ofensa. En base a las respuestas Facebook recomendará qué acciones se deberían tomar, aunque no añade ninguna medida nueva para eliminar o al menos bloquear el contenido ofensivo aunque sea de forma temporal.
Con la excusa de medir las emociones de los afectados para recomendarles las mejores acciones a tomar, Facebook abre aún más la caja de Pandora de nuestra vida privada al indagar incluso en aquello que hasta ahora solo contábamos a los más íntimos; en algunos casos incluso solo a nuestro psicoterapeuta. Si Facebook conoce nuestras mayores debilidades, sabrá también hacer mejor su trabajo que no es otro que el de ofrecernos publicidad y contenido de pago: ¿quién nos asegura que no podría intentar vendernos algo en los momentos en que detecte que nos sentimos más hundidos?
Hasta el momento el cuestionario está siendo un éxito ya que un 78% de los usuarios lo completa a la hora de eliminar una etiqueta no deseada. De momento está solo disponible en los Estados Unidos pero desde PantallasAmigas ya estamos analizando las ventajas y desventajas de este sistema para poder advertir sobre las consecuencias de querer que además de todo lo que ya hace, Facebook también haga las veces de psicólogo personal sin código deontológico.
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Según una encuesta realizada en noviembre de 2011 por Ipsos para la agencia de noticias Reuters el 12% de los padres (internautas) de todo el mundo asegura que sus hijos han sido acosados en Internet y casi un 25% conoce a un menor que ha sido víctima del denominado ciberbullying. Para el 3% el ciberacoso a sus hijos es algo habitual.
El vehículo más frecuente para el ciberacoso son las redes sociales como Facebook, citadas por un 60% de los encuestados. Los dispositivos móviles y los chats figuran casi empatados en siguiente lugar, con un 42% y 40% respectivamente. A continuación se sitúan como medios el email (32%), la mensajería instantánea (32%), otros webs (20%) y otras formas de tecnología (9%).
Las excepciones son Sudáfrica (63%), Rusia (59%), Corea del Sur (48%) y Japón (47%) donde los padres afirman que sus hijos son principalmente ciberacosados vía dispositivos móviles, y China donde en el 83% de los casos son salas de chat los lugares donde sucede el ciberbullying. En India están muy igualados los sitios web de redes sociales (55%) y las salas de chat (54%).
La encuesta acerca de las intimidaciones, amenazas o acciones intencionadas para avergonzar a un niño o adolescente por parte de otro menor o un grupo de menores a través de TIC como las redes sociales online o los dispositivos móviles, se realizó online entre más de 18.000 adultos usuarios de Internet en 24 países, 6.500 de los cuales eran padres.
La concienciación sobre la especifidad del problema también es mundial: el 77% de los encuestados en este sondeo internacional consideran el ciberacoso un tipo de hostigamiento diferente de otros y que requiere una atención y esfuerzos especiales por parte de padres y escuelas, puesto que las medidas anti-bullying existentes no son suficientes para afrontarlo. Aunque la encuesta mostró que el conocimiento de la existencia de ciberbullying es alto (2/3 de los entrevistados aseguraron que habían oído, leído o visto información sobre el fenómeno) las diferencias geográficas y culturales son destacables.
En Indonesia, el 91% de los encuestados aseguró tener conocimiento sobre el problema.
Le seguía Australia con el 87%, seguida muy de cerca por Polonia y Suecia.
En Estados Unidos, donde los casos de ciberacoso han tenido gran repercusión mediática por su conexión con suicidios de adolescentes, el conocimiento se situaba en el 82%.
En el extremo opuesto se sitúa con sólo el 29% de padres internautas que habían oído hablar del ciberacoso, Arabia Saudita y con el 35% en Rusia. Hacemos notar que la encuesta se realizó entre personas que son usuarias de Internet.
En India, el 32% de los padres dijo que sus hijos habían sufrido ciberacoso, seguida por el 20% de Brasil, el 18% de Canadá y Arabia Saudita y el 15% de Estados Unidos.
Los padres de España y Francia reportaron la menor incidencia de ciberbullying a sus propios hijos o a alguien de su entorno. En España sólo el 6% afirmaron que sus hijos sufrían algún tipo de bullying digital.
Entre los países donde la conciencia de que el ciberbullying es un problema que requiere abordarse de manera especial, están Japón (91%), Indonesia (89%), España (84%), Argentina (83%), Francia (83%) e Italia (83%).
Cuando la australiana Zoey (nombre ficticio) comenzó en el instituto con 13 años —chica guapa, inteligente y deportista— comenzó también sus primeros flirteos adolescentes. Empezó a enviar SMS a un chico un año mayor que había conocido en verano, y que era uno de los chicos más guays.
Una noche el chico le mandó a Zoey un SMS con una petición inesperada: «Mándame una foto». Zoey le preguntó a qué quería que le tomase la foto. «Quítate la ropa», le contestó. Ella no respondió entonces pero el chico continuó acosándola con sus peticiones justificándose con que «todo el mundo lo hace», «no seas estrecha», etc. hasta que una noche ella entró con el teléfonos en el cuarto de baño de su casa, se desvistió y se sacó una foto de cuello para abajo en el espejo. Unos segundos después dio a Enviar y él tuvo su foto.
Al de unos días ella tuvo el convencimiento de que el chico había compartido la foto: cuando ella pasaba por el comedor escolar notaba la mirada del grupito de amigos del chico. Pronto comenzó a recibir mensajes de otros chicos pidiéndole fotos. Ahora con 15 años Zoey recuerda: «Pasé por el mismo proceso de nuevo con otros dos chicos». «Yo sólo quería hacer amigos y ser popular, y pensaba de verdad que si accedía ellos serían mis amigos.»
Meses después, cuando las sonrisitas en el insituto fueron demasiado para soportar en solitario, Zoey se derrumbó llorando en casa y sus padres lo descubrieron. Se sintieron fracasados al ver que las estrategias con que habían educado a su hija para ser capaz de resistir las manipulaciones de los chicos, habían fallado.
Nina Funnell, investigadora que trabaja en un libro sobre el cortejo entre adolescentes, se ha encontrado con muchos casos como el de Zoey y afirma que muchas de estas niñas acaban siendo etiquetadas de putas una vez que las imágenes se difunden víricamente. Y advierte de que otras chicas son a menudo cómplices en esa retrasmisión del sexting y que hay otras que incluso están orgullosas de producirlo y no comprenden por qué les preocupa a padres y profesores/as. Asegura que es de ingenuos pensar que las chicas sólo envían fotos de sexting presionadas o tan siquiera requeridas por los chicos. Algunas chicas estudian incluso con detalle la elaboración de las fotos, metiendo barriga o resaltando bien sus pechos. Funnel habla de casos de chicos que se han sentido intimidados por recibir en su móvil fotos de chicas que no habían solicitado en absoluto: esto les resulta especialmente molesto a los chicos más jovencitos.
Funnel advierte de que pese a que el término sexting es el usado por los medios, no lo usan los propios chicos [Nota de PantallasAmigas: al menos, en Australia], que simplemente se refieren a las fotos como imágenes sexys, y que a menudo son parte de una secuencia de mensajes para ligar o entre novios, que no tiene relación alguna con el ciberbullying. Esta realidad les resulta dura de aceptar a muchos padres, madres y docentes y los adolescentes son muy conscientes de esta visión tan diferente, que lleva a algunos a tener un móvil y una cuenta en las redes sociales, que sus padres no conocen ni controlan y que usan para el sexting.
La investigación de Funnell ha revelado que los adolescentes homosexuales practican mucho el sexting, y aunque para los chicos heterosexuales tampoco es raro mandar sus fotos a las chicas, en este caso es poco frecuente que se reenvíen víricamente: Funnel lo explica por el miedo a que alguien descubra en el móvil de un chico la foto de otro chico desnudo y lo acuse de gay.
Para la expolicía Susan McLean a los padres les resulta difícil de aceptar que sus hijos/as hagan sexting, porque piensan que eso es sólo cosa de las guarrillas de la clase. McLean identifica varios escenarios en los que las adolescentes producen sexting, un acto mucho menos común que el reenvío, según afirma:
Casos de presión de un novio/ligue/amigo como el de Zoey.
Chicas que se lo mandan a su novio «porque le quiero».
Fotos sacadas durante la habitual desinhibición etílica en fiestas-borracheras.
El impacto socioemocional de la difusión suele ser devastador para las chicas, equivalente a un «suicidio social», según McLean. Aquí también funciona la doble moral sexista: las chicas que hacen sexting son unas guarras, y los chicos, unos sementales. En su opinión la gran disponibilidad de porno en Internet, la cultura de las celebridades, el modelo en boga de mujer sexualmente segura y agresiva y la táctica de que «si tú no me pones la webcam, otra lo hará», contribuyen a normalizar el sexting entre las chicas. La psicóloga a la que acudió la familia de Zoey había atendido en 6 meses a 4 chicas de entre 12 y 15 años por casos diferentes de sexting.
Según los psicólogos adolescentes la presión de los pares entre los adolescentes es hoy día mayor que nunca. Los teléfonos móviles e Internet han hecho que esté presente 24 h al día los 7 días de la semana, y que no dé tregua.
Según el exprofesor Tony Richards, el problema con el sexting es para los chicos que son ahora adolescentes, pues los que están ahora en primaria ya están comenzando a ser educados acerca de estos riesgos y en las consecuencias legales del sexting, p.ej. porque las escuelas «están despertando».
Echando la vista atrás, Zoey se pregunta cómo fue posible pasar en cuestión de pocos meses de ser una alumna modelo de educación primaria, a ser una adolescente que mandaba fotos de sí misma desnuda a los chicos. Ella y su madre desearían que alguien las hubiese prevenido acerca del sexting antes de empezar el instituto y de haber tenido su primer teléfono celular.
El 24 de mayo tendrá lugar en Mungia la jornada «Infancia, adolescencia y redes sociales», organizada por el Consorcio de Servicios Sociales de Mungialde y con la colaboración del ayuntamiento de la localidad vizcaína, Gobierno Vasco y PantallasAmigas.
La jornada tiene como objetivo informar sobre el uso seguro y saludable de las NTIC, ofrecer herramientas y estrategias para la identificación y prevención de riesgos, así como conocimiento sobre los aspectos legales implicados.
Programa
9:00: Recepción y entrega de documentación.
9:15: Presentación.
9:30-10:20: Las TIC en la infancia y la adolescencia. Retos y oportunidades. A cargo de Miguel Ángel Casado, doctor en Ciencias de la Información por la EHU-UPV y miembro de EU Kids Online.
10:20-11:10: Conocer mejor las redes sociales. Aproximación a Tuenti y Facebook para un uso más seguro. A cargo de Iñaki Lakarra, ingeniero técnico informático por la UPV y profesor de Mondragón Unibertsitatea.
11:15-11:45: Pausa-café.
11:45-12:30: Ciberbullying, grooming, sexting y otros retos de Internet. Caracterización y prevención. A cargo de Araiz Zalduegi, coordinadora de formación de PantallasAmigas.
12:30-13:15: Privacidad y protección de datos personales. A cargo de Jorge Campanillas, especialista en Derecho de las TIC, de Iurismática.
13:15-13:30: Hablan los/as protagonistas: adolescentes en la Red. A cargo de Cibermanagers (PantallasAmigas).
13:30-13:45: Coloquio final.
Más información
La jornada, gratuita, tendrá lugar en Torrebillela Kultur Etxea se dirige a madres, padres y a profesionales de la educación y de los servicios sociales. Más información e inscripción en el servicio de prevención de drogodependencias (tfno. 94 404 77 07; e-mail prebentzio PUNTO mungialde ARROBA euskalnet PUNTO net).
Richard Webster, docente y periodista del Examiner de Baltimore, aprovecha en un reciente artículo con motivo de la Semana de la ciberseguridad que se celebra en las escuelas de Massachusetts entre el 1 y el 5 de febrero, para recordar algunas cifras sobre el ciberbullying y el sexting, dos de los problemas más importantes relacionados con la tecnología para los estudiantes en EE.UU.
Según explica Webster ambos problemas no son nuevos ya, pero reciben especial atención por varios motivos:
han llevado al suicidio a algunas de sus víctimas
se han producido casos de sexting entre celebridades del deporte, la música, el cine…
en ocasiones derivan en procesos judiciales por pornografía infanti (en el caso del sexting)
Algunas cifras sobre ciberbullying
Más del 40% de los adolescentes internautas estadounidenses han sufrido ciberbullying.
Las chicas son más propensas a sufrirlo.
Sólo el 10% de quienes lo sufren, se lo dicen a sus padres.
Sólo el 18% de los casos llegan a la policía.
Sólo el 15% de los padres conocen los hábitos en las redes sociales de sus hijos, y cómo estos pueden llevar al ciberbullying.
Los lugares más comunes donde tiene lugar el ciberbullying en la actulidad son: salas de chat, redes sociales online, correo electrónico y mensajería instantánea. Las redes sociales como Facebook o MySpace se están convirtiendo en el principal foco de incidentes de ciberbullying.
Al 58% de los alumnos de entre 4º y 8º curso les han dicho cosas crueles o desagradables en Internet. Casi el 60% nunca les ha contado a sus padres el incidente. El 53% dice haber hecho también este tipo de comentarios hacia otros chicos.
El 10% de los jóvenes se han sentido alguna vez amenazados o incómodos por alguna foto que les han tomado mediante un teléfono móvil.
Las formas concretas de ciberbullying que más están creciendo son:
El robo de identidad (nombre y contraseña) en una red social online, para después usarla para publicar rumores, cotilleos u otra información dañina.
Modificación de fotos para humillar.
Grabación de conversaciones telefónicas sin permiso para después publicarlas en Internet.
Crear encuestas crueles acerca de personas y difundirlas por la Red.
Uso de webs personales (blogs, etc.) para publicar información hiriente o comprometedora sobre otras personas.
Algunas cifras sobre sexting
Porcentajes de adolescentes que envían (a otro móvil o a Internet) fotos o vídeos de sí mismos desnudos o semidesnudos: 20% (18% de los chicos, 22% de las chicas; 11% de las chicas de entre 11 y 13 años).
Porcentaje de adolescentes que envían mensajes sexualmente sugerentes: 39% (40% de los chicos, 37% de las chicas).
El 15% de los sexters adolescentes que han enviado imágenes suyas desnudos o semidesnudos, lo han hecho a alguien que sólo conocían de Internet.
El 48% de los adolescentes reciben mensajes con ese tipo de imágenes.
El 71% de las sexters adolescentes y el 67% de los chicos que han enviado sexting lo han hecho a sus novios o novias.
El 21% de las chicas y el 39% de los chicos lo han enviado a alguien con quien querían ligar.
El 44% de los adolescentes afirman que es normal compartir mensajes de sexting textual con terceros; en el caso de las fotos de sexting, el porcentaje es algo menor: 36% de las chicas y 39% de los chicos lo consideran algo normal.
El 51% de las adolescentes identifican la presión de un chico como la razón por la cual las chicas producen y envían sexting. Sólo el 18% de los chicos apuntan a análogo motivo.
El 66% de las adolescentes y el 60% de los chicos afirman que envían sexting por diversión o por flirtear.
El 52% de las chicas envían sexting a modo de regalo sexy para su novio.
El 44% de los y las adolescentes envían sexting como respuesta a otro sexting recibido previamente.
El 40% de las adolescentes envían sexting a modo de broma.
El 34% de las adolescentes dicen enviar sexting para sentirse sexys.